Enseñanza: El corazón del músico de Dios


El corazón del músico de Dios
Autor: Rubén Parra
Coordinador de MCM de Torreón
A Dios le agrada un corazón dispuesto y apartado para Él. Un verdadero músico de Dios busca día con día a su Creador, busca a Aquél que es fuente y manantial de su vida. Es Dios quien capacita en la intimidad, el corazón de su músico; es Él quien en lo secreto (Mt 6,6), por su infinita misericordia reparte dones a cada uno de sus músicos, a fin de que ellos le rindan alabanza y estén capacitados en distintas áreas (Ef. 1,6).
Estando en la presencia de Dios, el corazón del músico es moldeado según el corazón de Dios, igual que el barro en manos del alfarero (Jer. 18). Al ser separados y escogidos para el ministerio, Dios nos capacita para las siguientes áreas:
  • Responsabilidad
  • Obediencia
  • Disposición
  • Orden
  • Disciplina
  • Diligencia
Acerquémonos confiadamente a la presencia de Dios para ser adiestrados por el maestro (Heb 12). Cuando nos acercamos a Él con un corazón humilde y sencillo (Salmo 24), Él mira nuestro interior y la pureza de nuestra intención (Sal 94,11); Él conoce cada una de nuestras intenciones y ahí en lo secreto nos purifica, nos habla, nos hace reflexionar en cada una de nuestras áreas para que actuemos conforme a su voluntad.
Pienso que los músicos de Dios estamos llamados a esto, a estar en la presencia de Dios. Quisiera hacerte una pregunta: ¿actualmente, qué tanto estás buscando la presencia de Dios en tu vida? Lo que te puedo decir es que ya, desde este momento, se refleja en tu vida; se esta reflejando ya, desde ahora, en tu canto, en tu música esa búsqueda nula o abundante de Dios.
Vivimos en un mundo que parece ir muy de prisa y que no nos da tiempo para la reflexión. Tenemos muchas ocupaciones, infinidad de actividades; pero Dios me ha dejado muy en claro que si mi corazón es para Dios podremos responderle en obediencia, disposición, orden, disciplina, diligencia.
¿Tu corazón está dispuesto para Dios?, ¿tu corazón está apartado para Él?, ¿es de Él?; cuestiónate en este momento si de verdad tu vida es de Dios. A nuestro Señor le agrada un corazón totalmente dispuesto, no sólo un corazón que le pertenezca por momentos, mientras encuentro otra cosa, o mientras está este o aquel compromiso, o aquel retiro o concierto o presentación. A Dios le agrada un corazón para TODA LA VIDA, un verdadero corazón de un músico de Dios, se entrega para TODA LA VIDA.
Por todo esto, te invito a que reflexionemos en nuestro crecimiento en estas aéreas:
Responsabilidad: qué tan responsable estoy siendo en mi relación con Dios; qué tan responsable he sido si Dios me ha confiado un ministerio, me ha apartado, me ha elegido, me ha escogido y me ha invitado diciéndome VEN, quiero usar tus manos. Dios no necesita nuestras manos, lo que Él quiere es usar nuestras manos; usará nuestras manos para que su gloria y su reino sea manifiesto en las naciones, en tu comunidad, en tu ministerio, en tu vida. Hermano, es necesario que los verdaderos músicos de Dios nos afanemos en ser responsables en todas las áreas de nuestra vida para que podamos ser testigos y dar testimonio de que Dios está vivo y reina por siempre.
Obediencia: esta área es muy complicada para muchos de nosotros, ya que cuando nos toca obedecer, en verdad batallamos. Recordemos que somos muy atacados por el enemigo y en esta área somos muy débiles y probados; ya que se nos dificulta acatar una orden de nuestros superiores, o coordinadores. A los músicos se nos toma como rebeldes, que no sabemos obedecer, que hacemos lo que se nos viene en gana; pero en este tiempo no podemos ser así ya más, ya que “el que esta en Cristo es nueva criatura y las cosas viejas ya pasaron” (2 Cor 5,17). O como también dice su palabra: “más entre ustedes no será así” (Mat 20,26).
Necesitamos doblegar nuestro corazón y pedirle mucho a Dios en oración, humildad para acatar las órdenes de quienes nos coordinan. Reflexionemos que en realidad a quien no estamos obedeciendo es a nuestro Dios. No le obedecemos cuando nos pide que dejemos o hagamos alguna cosa o sacrificio; no lo hacemos y desfallecemos a la primera. En verdad el que es obediente de corazón a Dios acepta a quienes Él mismo nos dio como superiores (Fil 2,3). Seamos obedientes siempre y así daremos testimonio de una verdadera comunión con Dios y con los hermanos.
Disposición: en esta área no sólo me refiero a estar dispuesto al servicio, sino más bien, estar dispuestos a buscar a Dios en todo tiempo, (Sal 34,2 y Sal 62,9). Cuando las cosas van mal o cuando las cosas pintan de maravilla, busquemos a Dios y así escucharemos su voz, y eso nos dará la disposición para servirle en todo tiempo. Necesitamos estar dispuestos a reunirnos a orar, a ensayar, a leer su palabra; a ser como Timoteo, dispuestos a dar testimonio (1 Tim 4, 11-14), compartiendo, enseñando, preparándonos.
Hoy en día necesitamos músicos dispuestos a enseñar, compartir, preparar a los que apenas comienzan o no conocen. Me ha tocado ver que en muchas comunidades a hermanos que saben tocar algún instrumento o tienen una buena técnica para orar o estudiar la palabra, y que no lo comparten con los más pequeños; con aquellos que tal vez están más dispuestos que nosotros pero que necesitan una guía. Me ha tocado ver como ministerios con músicos preparados no enseñan a los demás, todo por “falta de tiempo”. Siento que más bien podría ser falta de disposición. Hermano, si tú eres uno de estos músicos preparados, recuerda que ese don maravilloso te lo ha dado Dios, y Él quiere que lo pongas en práctica y a disposición de la comunidad. Recuerda que tus talentos serán mayormente favorecidos cuando los pongas a disposición de los hermanos, y que los carismas o dones son para la comunidad y no para servicio personal.
Orden: ser ordenado es una tarea difícil, más para aquellos que nunca lo han sido. Tener un orden en nuestra vida se compara como el buen orden en las asambleas (1 Cor 14); hacer todo en su tiempo con dedicación y decoro, darle tiempo a cada cosa es estar en un buen orden; si es tiempo de orar, oremos; de ensayar, ensayemos; de meditar, meditemos. Tener una agenda no nos vendría mal, para ordenar nuestros compromisos. Es importante también ser ordenados en nuestros tiempos de oración, tener una hora fija para orar, para estar con Dios, para visitar a los hermanos, etc. Tener un orden como la misma liturgia nos enseña, un orden como la misma eucaristía lo tiene; no ser desesperados y querer hacer y deshacer todo a la primera. Seamos pues ordenados en todas las áreas de nuestra vida, incluidas nuestra casa y nuestro trabajo.
Disciplina: Necesitamos tener el valor suficiente para ser disciplinado en todas estas áreas; oremos mucho para que Dios nos dé este don en nuestra vida. Arrebatemos a Dios este don para no fallar más por motivo de indisciplinas en nuestro servicio, en nuestra vida.
Y por último, diligencia: el diccionario es muy claro en la definición de esta palabra y es: Diligente. (Del lat. dilĭgens, -entis). adj. Cuidadoso, exacto y activo. 2. Pronto, presto
Cuidadoso
Exacto
Activo
Pronto
Presto
Ligero en el obrar.
Estas pequeñas características nos pueden redondear y caracterizar como buenos músicos de Dios. El ser cuidadosos en nuestra vida con Dios, en nuestra espiritualidad, el ser exactos en el obrar, el ser activos y darle dinamismo a nuestro ministerio, ser prontos al servicio, prestos para ayudar al hermano.
Hermanos músicos de Dios, el estar en su presencia es traer grandes beneficios a nuestra vida, sólo basta entrar confiadamente a su presencia y dejarnos bañar por sus infinitas bendiciones que el mismo tiene para sus músicos